domingo, 12 de agosto de 2018

Constructores celestes






Según los antiguos textos, los seres semi-divinos que gobernaron Egipto en tiempos remotos, planificaron la esfinge y otros monumentos con disposiciones estelares muy precisas. Todas sus antiguas listas de reyes afirman que, tras los soberanos divinos que reinaron en una edad de oro, esa tierra fue gobernada por seres semidivinos, conocidos como Shemsu Hor (seguidores de horus). Se relacionan estrechamente con los Shebtiu, los siete sabios que aparecen sobre las paredes del templo de Edfú, a quienes se llama Dioses Constructores y son descritos como fundadores de un Templo mítico. Según el arqueólogo David Rohl, serían civilizadores supervivientes del diluvio y tanto Shebtiu como Shemsu Hor se convirtieron en títulos que mantuvieron sus descendientes. Al comienzo de la era faraónica estos dieron lugar a una élite nobiliaria que rodeaba al faraón (hijo de Horus), los iry-pat, estrechamente ligados a Horus en los Textos de las Pirámides como descendientes de sus compañeros y el más famoso de los cuales fue Imhotep, considerado por los egiptólogos como constructor de la primera pirámide o puerta hacia el cielo.

Investigaciones como las del astrofísico Belmonte han demostrado que todos los templos y monumentos egipcios fueron construidos siguiendo orientaciones astronómicas precisas. Algo que no podemos considerar producto de las observaciones celestes acumuladas durante milenios ya que los templos que hoy contemplamos no son sino la quinta versión de otros levantados en los mismos lugares en tiempos pretéritos siguiendo un <<plan inscrito desde tiempos de los Shemsu Hor>>, como afirma una inscripción en el templo de Dendera. La clave; esta obsesión de observar y orientar astronómicamente los antiguos monumentos, que se repite en todo el planeta, guarda una estrecha relación con las patrias celestes de sus ancestros divinos.

La Iglesia prohibida de Etiopía







Todo mundo sabe donde está y no parece que sea un edificio especialmente vigilado, pero lo cierto es que estamos ante uno de los lugares prohibidos más evocadores del mundo.

La iglesia de Santa María de Sión, en Aksum, Etiopía, es el lugar en el que la tradición cristiana copta del país, y las investigaciones independientes de diversos historiadores y expertos, hace recalar la mítica Arca de la Alianza, uno de los objetos sagrados más poderosos del mundo, construido por Moisés y su gente siguiendo las indicaciones directas de Yahvé. Allí llego, tras diversas vicisitudes, a través de Menelik I, hijo del mítico Salomón y la reina de Saba según un relato que recoge una tradición milenaria. Un guardián ciego, según la creencia como consecuencia del poder del Arca, es el único que tiene contacto con ella.

Esta casta de elegidos, el Patriarca de la Iglesia Ortodoxa y poco más, son los que han visto la codiciada reliquia que en la ficción buscó Indiana Jones y que hace unas décadas anhelaron poseer los nazis. Una réplica es sacada en procesión cada 17 de enero y copias de la misma existen en diferentes iglesias etíopes para distraer a los cazatesoros. Pero la verdadera parece estar prohibida para la inmensa mayoría de los mortales. Aunque el máximo dirigente del culto aseguró años atrás que la mostraría al mundo en un museo, la propuesta no ha cristalizado hasta el momento, y algunos hablan de que esto podría ser una acción de dobles filo y seguridad del Arca de la Alianza.

sábado, 11 de agosto de 2018

El momo y su verdad oculta, leyenda urbana.



Todas las leyendas urbanas ocultan un trasfondo de verdad que habla sobre su origen. Muchos hablan que estas leyendas como la del momo podrían ser manipulaciones de la psique humana para fines oscuros por parte de élites en el poder.

ZATO: Las ciudades secretas de Rusia






Es bastante probable que los Complejos Administrativos Territoriales cerrados de la antigua unión Soviética hayan sido durante medio siglo, los lugares más secretos y prohibidos de nuestro planeta. Bajo este singular apelativo que de condensa en su versión rusa bajo las siglas ZATO se esconden las conocidas como ciudades secretas o ciudades cerradas, espectaculares urbes localizadas en los territorios soviéticos más inhóspitos, remotos, improductivos, o ambientalmente hostiles como Siberia, y en lo posible, inaccesibles por razones geológicas como los montes Urales. También podía erigirse una de estas ciudades en una región donde existía una fuente concreta de recursos naturales, como por ejemplo, un yacimiento mineral. A pesar de que comenzaron a crearse al final de la II Guerra Mundial, especialmente cuando el mundo y el poder se fragmentaron en dos grandes bloques en continua pugna, las ciudades secretas no existían para Occidente, no aparecían en los mapas, por lo tanto nadie podía visitarlas.

En ocasiones, en función de las actividades que se desarrollan tras su vigilado y armado perímetro, se permitía el acceso con escrupulosos permisos a familiares de quienes las habitaban, que en su mayoría era el personal y las familias de quienes allí trabajaban. A finales de los años ochenta y con más transparencia en las década de los noventa del siglo pasado, tras la desestructuración de la URSS, el gobierno ruso comenzó a hablar a regañadientes de las ZATO, reconociendo la existencia de casi un centenar. Es posible que varias docenas más permanezcan siendo secretas y que tardemos mucho en conocer la localización que tuvieron y las funciones para las que fueron creadas; funciones que incluso hoy pueden estar desarrollando. 

En lineas generales una ciudad podía ser secreta por dos motivos muy diferentes: el primero tenía que ver con la vulnerabilidad territorial de la zona, es decir, por una cuestión logística y de seguridad nacional, como sucedía con una frontera. El segundo, el que aquí nos interesa, estaba conectado con las actividades industriales, científicas y militares que llevaban a cabo. El desarrollo de avances científicos en todas áreas imaginables, la investigación nuclear, la tecnología militar y el espacio. Todo ello se gestaba en las ciudades secretas, muchas de ellas provistas de centrales nucleares que las abastecían enérgicamente. Precisamente a mediados de los noventa el riesgo de que se desencadenara otros Chernobyl en estos enclaves en decadencia motivó que se declarará la existencia de muchos de ellos y que se llevaran a cabo proyectos de reconversión industrial encaminados a permitir la entradas de empresas y de otras naciones. Durante décadas entrar en una de estas urbes ubicadas en Rusia, Ucrania o Estonia, que en conjunto llegaron a contar con millones de habitantes que vivían algo mejor que el resto de los soviéticos, en una peligrosa odisea que debía contar con el visto bueno del NKVD, de su heredero el temdo KGB y hoy en día la versión actual del servicio secreto ruso.

Una de las más conocidas es sin duda Zviozdni Gorogok, la ciudad de las estrellas, a 25 km al noreste de Moscú cerca del mítico enclave donde entrenaban los cosmonautas rusos. Los héroes del espacio soviéticos salieron de allí y hoy día trabajan también de forma confidencial aunque en coordinación con EEUU y otras naciones en el entrenamiento de una treintena de astronautas en sus espectaculares instalaciones. Es evidente que no siempre tuvieron ese uso y aún hoy se está por descubrir más secretos relacionados con estos enclaves de la antigua guerra fría.

miércoles, 8 de agosto de 2018

Descifran un raro códice gnóstico





En 1981, la universidad australiana de Macquarie adquirió un manuscrito que provenía de algún monasterio del alto Egipto. Pero sus apenas veinte páginas, escritas en un dialecto copto, se convirtieron en una verdadera pesadilla para los epigrafistas de Macquarie, que durante más de tres décadas no dieron con el código para descifrar su contenido...hasta hoy. Porque, finalmente los profesores de Malcolm Choat y lain Gardner, de las universidades de Maquarie y Sidney respectivamente, dicen haber revelado el verdadero sentido del texto. Según informa Ancient-Origins, Choat y Gardner están convencidos de que se trata  de un manual para practicar hechizos, que incluye rituales amorosos, remedios para curar enfermedades físicas y también exorcismos contra los espíritus malignos, entre otras fórmulas mágicas. 

En cuanto a los autores del manuscrito, es probable que fueran dos monjes o sacerdotes pertenecientes a la enigmática secta de los setianos, un grupo influenciado por el platonismo que su <<gnosis>> a Set, tercer hijo de Adán y Eva, y a Norea, esposa de Noé, personaje éste último que identificaban con una especie de Sophia <<caída en desgracia>>. A propósito de ésta secta, el manuscrito contiene varias invocaciones a Bakthiota, una misteriosa entidad a la que se refieren como el <<Gran uno que reina sobre las cuarenta y nueve serpientes>>. Aunque escasas, las menciones a Bakthiota en otros textos setianos parecen aludir a <<el Cristo>>. No obstante, dado que los setianos ya eran considerados herejes por sus coetáneos (siglos II y III d.C.), habrían utilizado en sus manuscritos el exótico nombre de Bakthiota para despistar a sus acusadores.

martes, 7 de agosto de 2018

¿CREACIÓN O EVOLUCIÓN?



Muchos creen en la teoría de la creación y otros, los hombres de ciencia en la evolución. Ambas están un pugna actualmente por tener la razón.