El
Observatorio Astrofísico Smithsoniano, descubrió un segundo objeto interestelar
en nuestro sistema solar.
Los astrónomos dijeron que el misterioso objeto,
denominado C/2019 Q4, podría ser un cometa dado que parece dejar tras de sí una
cola mientras se mueve por el espacio. Sin embargo, para el astrónomo Seth
Shostak del Instituto SETI, que se centra en la búsqueda de inteligencia
extraterrestre, aseguró que el objeto interestelar podría ser una sonda
alienígena enviada para estudiar nuestro sistema solar y sus planetas.
A pesar de la teoría expuesta por Shostak, la mayoría
de los astrónomos se refieren al C/2019 Q4 como un cometa. Según la Unión
Astronómica Internacional, el objeto sigue un camino hiperbólico que se
extiende hacia el Sistema Solar.
Pero parece ser que no toda la comunidad astronómica
coincide en la explicación lógica y racional. Ahora un astrónomo estadounidense
sugiere que antiguas sondas extraterrestres pueden esconderse en los asteroides
cercanos a la Tierra.
Nos observan
¿Hay antiguas naves extraterrestres en asteroides
cercanos a la Tierra que nos han estado observando desde tiempos inmemorables?
El Dr. James Benford, presiente de la organización espacial Microwave Sciences
en Lafayette, California, sugiere que los asteroides cercanos a la Tierra
pueden contener sondas robóticas antiguas enviadas desde civilizaciones
lejanas. Es más, está tan convencido de su teoría que si no fuera así entonces
demostraría que no hay nadie más en el universo.
En un artículo titulado “Merodeadores: Co-orbitadores
como observaciones SETI”, y que se publica esta semana en la revista científica
Astronomical Journal, el Dr. Benford die que los “merodeadores” son sondas de
observación ocultas, desconocidas e inadvertidas que podrían haber sido
enviadas para estudiar la Tierra hace mucho tiempo.
“Pueden responder a una señal intencional y pueden no
hacerlo, dependiendo de motivaciones extraterrestres desconocidas”, dice el
artículo. “Los merodeadores probablemente serían robóticos, como nuestras
propias sondas Voyager y New Horizons.”
Obviamente, también hay un límite en cuanto a la
duración de cualquier sonda espacial extraterrestre enviada para observar la
Tierra. Para el astrónomo estadounidense quizás las sondas estén esperando en
estos objetos a que los encontremos.
Pueden permanecer en silencio y simplemente informar a
donde se comuniquen. Y si encontramos a tal merodeador podríamos simplemente
fotografiarlo y enviar en un mensaje para decir “te vemos” y despertarla de su
letargo. La idea se basa en la sonda Bracewell, un concepto hipotético para una
sonda espacial interestelar autónoma con el propósito de comunicarse con una o
más civilizaciones extraterrestres.
Y como no podía ser de otra manera, la teoría del Dr.
James Benford ha provocado todo tipo de reacciones en la comunidad astronómica.
Sin embargo, plantea una cuestión interesante. El proceso de búsqueda de
antiguas naves alienígenas cerca de la Tierra sería fundamental para que
comprendamos la posibilidad de inteligencia extraterrestre en nuestra galaxia.
Y si no encontramos absolutamente nada en los objetos
coorbitales, asteroides que giran alrededor del Sol en el mismo o similar
camino orbital a la Tierra, alrededor de la Tierra, entonces las posibilidades
de que haya civilizaciones extraterrestres más avanzadas en cualquier lugar de
nuestra galaxia se vuelven más remotas.
“Si no encontramos nada allí, esto nos da un resultado
profundo: nadie ha venido a observar la vida de la Tierra, que ha sido evidente
en nuestra atmósfera en líneas espectrales sobre distancias interestelares
durante más de mil millones de años”, explica el Dr. Benford.
Pero esta no es la primera vez que el astrónomo
comenta sobre la existencia de vida extraterrestre inteligente. En 2010, llego
a la conclusión de que los científicos del SETI habían tomado un enfoque
equivocado durante las últimas cinco décadas.