Un viaje por África, sea el país que sea, nunca deja de sorprendernos. Cuando parece que las grandes mandas y los paisajes increíbles que desbordan nuestros sentidos, son lo único que se presenta ante nuestros ojos, aparece algo nuevo. Esto ocurrió Tanzania, en el final de la gran falla del Rift. Una falla es una linea de fractura de las placas tectónicas a lo largo de la cual pasa una sección de la corteza terrestre se desplaza con respecto a la otra. Hace 30 millones de años, precisamente esto ocurría al este de África. Una tremenda falla de más de 5 mil kilómetros de longitud cruzaba la zona austral del continente de norte a sur. Esto que parecía simplemente un nuevo accidente geográfico del planeta, que estaba continuamente cambiando, tuvo mucho que ver con nuestra existencia y la evolución humana.
La gran falla del Rift, dividió el Noroeste del continente, creando a su izquierda grandes selvas y es su lado derecho dio origen a las primeras grandes sabanas. Los simios que estaban en este mundo desde hace más de 70 millones de años se dividieron en ambos lados de la falla. Mientras que en las selvas, los homínidos siguieron viviendo sin problemas en medio de grandes árboles que los camuflaban de sus depredadores naturales, los que vivían al otro lado tendrían que adaptarse a una nueva vida. Aunque era una tierra muy rica, carecían de grandes superficies cubiertas de árboles. En ese momento comenzó la evolución de los grandes simios. Los primeros homínidos caminaron erguidos en esta parte del mundo. Lucy, el Australophitecus Afarensis hallado en Etiopía en 1974, fue una muestra de ello. Los restos de su esqueleto se han datado en una antigüedad de 3.5 millones de años. Lucy, -nombre con que bautizaron al homínido porque sonaba "Lucy in the sky daimond" de los Beatles en el momento del hallazgo en la radio del capataz de la excavación-, fue el primer resto del homínido que demostraba, por la conformación de sus rodillas, que andaba erguido. Se trataba de una hembra que apenas pesaría más de 50 kg y mediría poco más de 1,40 m de estatura. Pero era la muestra de la evolución más antigua encontrada hasta entonces. En aquella zona cercana a la actual Addis Abeba comenzaría la evolución del hombre. Los homínidos llevaban ya millones de años en la Tierra y aunque poco tenían que ver con la condición del hombre actual, ya caminaban y se cree que eran carroñeros, pues aún no construían herramientas para cazar o hacer más fácil y llevadera su vida. este paso, del Australophitecus Africanus, al Homo Habilis, con cambios sustanciales en su fisionomía -y cuando empezó a trabajar con instrumentos-, fue el verdadero eslabón perdido, el paso de una especie a otra ¿Cómo pudo cambiar tanto una especie sin un punto intermedio? La antropología se encontró aquí un callejón sin salida. Cuando apareció el Homo Habilis los avances fueron continuos. El HomoErectus, el Neandertal, hace "solo" 200.000 años, hasta el actual Sapiens. Aunque lo que no duda ningún científico es de que el ADN de todos los seres humanos actuales descienden del Australopithecus Africanus, de los congéneres de Lucy.
En aquella época, aunque la vida en África Oriental resultaba más fácil por la temperatura y la abundante comida, el Homo Erestus decidió marcharse y se extendió por toda Europa y Asia, era viajero y curioso. Cualidades que no habían mostrado el resto de los homínidos durante los últimos millones de años. En Tanzania podemos ver todo tipo de restos que se han ido encontrando en la falla del Rift, pero una de las cosas más impresionantes es una huella que dejaron aquellos primeros seres en los suelos volcánicos de aquel, entonces, remoto lugar, junto a una fotografía de la huella que dejó Armstrong, el primer hombre que pisó la Luna. Los avances que no se hicieron en millones de años los estamos realizando en poco más de un siglo. Algo que sin duda está pasando, estos avances en nombre de la civilización no son lógicos, o al menos no están en consonancia con el tiempo que necesita la Naturaleza para realizar cualquier cambio, del tipo que sea. La evolución de cualquier especie ha sido mucho más lenta -para muestra el hombre-. Este último acelerón tecnológico no sabemos hasta donde nos llevará, pero de lo que hay duda es de que realmente es eso, un acelerón. Si a la naturaleza le costo más de un millón de años, lanzando magma a la superficie, crear una simple montaña como el Kilinmanjaro, cómo podemos competir con ella cuando aún no hemos sido capaces de dar una explicación lógica a la evolución humana y seguimos teniendo no uno, sino muchos eslabones perdidos en la historia de nuestro mundo.
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