En 1225, el teólogo inglés Roberto Grosseteste escribió De Luce, un texto en el que se contemplan algunas de las ideas que son la base de la cosmología moderna. Algunos investigadores han tratado de traducir a ecuaciones de las ideas, demostrando que son, incluso, es compatible con las teorías actuales sobre la existencia de múltiples universos.
Quién iba a pensar que en la Edad media, un período histórico que, no es, ciertamente, abierto a la ciencia, habría sido arrojado, aunque sin darse cuenta, las semillas de una de las teorías más avanzadas y debatidas sobre la evolución del cosmos, es decir, una que implica la existencia de múltiples universos.
Cuando las “brujas” eran quemadas como si fueran leña para la chimenea, y los más eminentes sabios juraban sobre la Biblia que la Tierra era el centro del Universo, el teólogo inglés Roberto Grosseteste escribió el “tratado De Luce” (La Luz).
Fue el 1225 cuando Grosseteste, que había estudiado las obras del recientemente redescubierto Aristóteles, en el movimiento de las estrellas y de la Tierra en una serie de nueve esferas concéntricas, propone en su escrito de la idea de un universo comenzó con un destello de luz.
Este flash habría empujado toda la materia hacia fuera, desde un pequeño punto hasta transformarla en una gran bola. ¿Esta analogía te recuerda a algo? Pues sí, es increíble, moderna, muy cerca del concepto que es la base de la conocida teoría del Big Bang.
Una visión similar, o, mejor pronóstico, ubicado en la paludato el latín de la De Luce, no podía dejar indiferente incluso algunos de los investigadores de nuestro siglo XXI, y así fue.
Tom McLeish, un físico de la Universidad de Durham en el Reino Unido, ayudado por algunos de sus colegas, ha tratado de “traducir” las especulaciones de Grossatesta de la lengua de Cicerón a la de la matemática contemporánea, hecha de símbolos, ecuaciones diferenciales, métodos complejos de aproximaciones numéricas, para ver qué resultados iban a traer.
“Hemos tratado de escribir en términos matemáticos, lo que el teólogo dijo en latín,” dice McLeish. “De manera que tenemos una serie de ecuaciones, que pueden ser introducidas en la computadora y resuelto. Estamos explorando sólo con la ayuda de las matemáticas, un nuevo tipo de universo, que es precisamente lo que los físicos teóricos de las cuerdas hacen a tiempo completo. Podemos considerarnos los teóricos de la ciencia medieval”.
Según lo informado por el estudio, en el universo de Grosseteste la luz y la materia se encuentran acoplados. Cuando, desde las etapas iniciales de su expansión alcanza una densidad mínima, entra en lo que se llama un estado perfecto y cesa, y el proceso de crecimiento se detiene.
Esta esfera perfecta le dará una nueva forma de la luz, llamado lumen, que se propaga hacia el interior, ‘purifica el material imperfecto en la bola y lo aprieta, hasta que alcanza también un estado ideal, y a su vez se convierte en una fuente de luz. Yendo hacia atrás, el proceso continúa y deja como único ‘residuo’ de la materia, imperfecto, de la que, casualmente, ha generado la Tierra.
Sin duda Grosseteste no habría pensado, ni siquiera la idea de ser capaz de ser considerado un lejano precursor de las modernas teorías cosmológicas, que hasta implica la posibilidad de la existencia de múltiples universos. “Por supuesto, no podía siquiera imaginar que en su visión del cosmos, puede organizar muchos multiversos”, continuó McLeish. “Pero en cien años, ¿qué va a decir la gente de la hipótesis que estamos haciendo el día de hoy?”.