Pese a que
se tiene cada vez más conocimientos sobre este tema, todavía existen grandes
dudas acerca de cómo se ideó el Tarot y, sobre todo, de cómo se inspiraron para
crearlo, algo que ha llevado a pensar que existió una fuerte intención de
combinar el juego de azar con puntos numéricos.
Lo que sí
está claro es que su uso empezó a generalizarse de tal manera que en el siglo
XIV encontramos algunas medidas restrictivas en varios reinos. En el caso de
Castilla, Alfonso XI recomendó a los caballeros no jugar a los naipes y en el
de Alemania, fueron prohibidos en 1310.
Las primeras
cartas de Tarot similares a como hoy lo conocemos fueron documentadas por
primera vez en Italia en el siglo XV
Sin embargo,
las primeras cartas de Tarot, que podemos considerar como tal por su similitud
con la idea actual, fueron documentadas por primera vez en Italia, en el siglo
XV, bajo el nombre de “Triunfos”, de los que se desconoce el porqué de dicho
nombre. La idea más aceptada es que, con motivo de la victoria de Alfonso V de
Aragón sobre el trono de Nápoles (1442), se realizaron unas cabalgatas en su
honor a las que se vincularon estas cartas.
Entre estos
Triunfos cabe mencionar el Tarot Visconti-Sforza, ricamente adornado con pan de
oro y fragmentos de lapislázuli, que perteneció a las dos familias nobles que
llevan su nombre.
En
contraposición a este, con un carácter más inclusivo en cuanto a rangos
sociales y disciplinas científicas, cabe mencionar el Tarot de Mantegna,
compuesto de 50 cartas y que muestra ya figuras conocidas por todos dentro del
Tarot como El Emperador, El Sol, La Luna o El Rey de Bastos
Desde este
punto y con la introducción posterior de los arcanos mayores, la baraja se irá
complicando e irá sumando un contenido simbólico que las va acercando más a la
actualidad. Uno de los pasos más significativos para este conjunto de cartas se
produjo en el momento en el que abandonó su exclusividad entre la nobleza y
empezó a entrar en contacto con el resto de la sociedad, lo que le permitió
conseguir una dimensión más popular, con imágenes más diversas, entre las que
figuraban ideas cotidianas y teatrales.
Sin embargo,
no será hasta finales del siglo XVIII y principios del XIX cuando el aspecto
más mágico y místico de las cartas del tarot, su enigmático uso adivinatorio,
sea plenamente alcanzado.
Sin lugar a
duda, el verdadero problema que presenta el estudio del Tarot es que no se han
encontrado muchos ejemplares históricos y, los que sí han podido ser
documentados, no están completos. Aunque esto dificulte su identificación y
estudio, son bastante notables las variaciones que ha experimentado el Tarot a
lo largo de su historia, adaptándose completamente a los cambios sociales y a
los usos que se ha dado en cada época. Y es que el Tarot, pase lo que pase,
todavía seguirá acompañándonos durante muchos siglos más.