sábado, 31 de octubre de 2020

LAS HUELLAS DEL ASTEROIDE

 





México fue el lugar del impacto del gigante meteorito cuya potencia era 920 millones de veces más grande que la bomba atómica que destruyó a Hiroshima.

Hace 66 millones de años, cuando México aún no era México, un meteorito de más de diez kilómetros de diámetro cayó sobre lo que hoy es la mexicana Península de Yucatán, por aquel entonces sumergida. Este impacto desencadenó una catástrofe que acabó con la vida de millones de organismos vivos, entre ellos, los dinosaurios.

Es un fenómeno que remueve la curiosidad de algunos investigadores que buscan respuestas que actualmente se ignoran y por las que esta teoría no ha podido ser confirmada hasta el momento. Por este motivo, una treintena de científicos de 12 países comenzaron la Expedición 364 del Programa Internacional de Descubrimiento Oceánico (IODP), para trabajar en el cráter que provocó este meteorito.

La expedición comenzó en la primavera de 2016 y tuvo una duración de siete meses. Contó con la coordinación del Consorcio Europeo para la Perforación de Investigación Oceánica. El viaje al centro del Chicxulub se hizo con ayuda de una plataforma marina de 2000 metros cuadrados llamada Myrtle y a bordo del buque 'Justo Sierra'.

Los científicos lograron su primer objetivo que fue sacar a la luz las primeras rocas del cráter a una profundidad de 670 metros en el océano y descubrieron que son coincidentes con la fecha de la extinción masiva de especies de la Tierra.



El impacto fue tal que se estima equivalente a 920 millones de bombas atómicas como las que destruyeron en 1945 la ciudad japonesa de Hiroshima. Esta hipótesis explicaría el carácter tan complejo del cráter que, tras la colisión, provocó la fusión de rocas, enormes tsunamis y cubrió el cielo con cenizas que enfriaron el planeta y causaron la extinción masiva de especies.

Algunos de los objetivos de esta exploración, como indicó el geofísico mexicano Jaime Urrutia, eran analizar de qué y cómo está formada la parte central de cráter, conocida como anillo de picos y saber cómo se recuperó la vida después de un cataclismo que parecería descrito en el Apocalipsis.

lunes, 26 de octubre de 2020

TREPANACIONES HACE 6.000 AÑOS



 La revista American Journal of Antropology publicó una investigación de lo más curiosa. Hace entre 6.000 y 4.000 años, cirujanos expertos al suroeste de Rusia, realizaban agujeros en los cráneos del tamaño de una moneda o mayores en el centro de la parte superior de la cabeza. El estudio sugiere que lejos de tratarse de prácticas médicas con la intención de sanar, se deberían a motivos rituales.


“Puede que haya habido un propósito médico ritual para estas trepanaciones, que con el tiempo cambiaron a un tratamiento simbólico”, dice Julia Gresky, del Instituto Arqueológico Alemán, en Berlín.


Entre los indicios que apuntan en la dirección de la explicación ritual se encuentra el que 11 de los 23 cráneos estudiados muestran en sus heridas evidencias de recuperación, por lo que los individuos sobrevivieron y llegaron a vivir muchos años. Los investigadores han identificados a 6 hombres y 6 mujeres. Unos de los cráneos no ha podido ser identificado debido a sus características.


La arqueóloga María Mednikova, de la Academia de Ciencias Rusa de Moscú, que también ha estudiado los restos citados en el estudio de Gresky y sus colegas, está de acuerdo en que la trepanación puede deberse a cuestiones rituales. Mednikova especula con que esta práctica fuera concebida como una especie de rito de paso, adquiriendo los elegidos nuevas funciones sociales.


Para llevar a cabo esta intervención, los cirujanos debían tener conocimientos muy concretos, como la profundidad exacta del cráneo, para no dañar el cerebro y provocar la muerte del individuo que era sometido a esta trepanación.


Se estima que la mayoría de los individuos murieron entre los 20 y los 40 años, a excepción de una mujer que murió entre los 14 y los 16 años, lo que sugiere, debido a la recuperación de la abertura, que debió practicársele la intervención a los 10 años.


Se desconoce si estas trepanaciones se realizaban por dolores de cabeza, enfermedades psicológicas o para extraer los malos espíritus. Sin embargo, el hecho de que los cuerpos aparecieron enterrados de una forma especial, secunda no sólo la hipótesis del ritual defendido por Gresky en su estudio, sino también la pertenencia de éstos individuos a clases sociales altas de la época.