viernes, 7 de septiembre de 2018

Crean inteligencia artificial que conoce la personalidad humana.



Un grupo de investigadores han creado una inteligencia artificial que analiza e interpreta la personalidad humana según el análisis de cinco grandes principios de la psicología. Pero hasta ahora este descubrimiento ha tenido un uso muy limitado según los científicos.

Polinesios en la isla de Pascua



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El boletín científico Current Biology, en uno de sus números recientes, aportaba nueva evidencia, desde el ámbito de la genética, a favor de la hipótesis que defiende las migraciones a través del mar de los humanos prehistóricos. Aunque cada vez son menos quienes dudan de que nuestros ancestros viajaron mucho más de lo que se supone establecido por la historia oficial, el estamento científico suele tener una predisposición negativo ha dicha teoría. Pero siempre hay excepciones. Anna- Sapfo, científica del Museo de Historia Natural y del Centro de Geogenética de Dinamarca, no solo cree en esta hipótesis, sino que la ha sustentado con pruebas de laboratorio.

Así, Malaspinas sostiene que entre 30 y 100 hombres, mujeres y niños provenientes de Polinesia desembarcaron en la isla de Pascua aproximadamente en el año 1200 de nuestra era, salvando por mar una distancia de más de 4.000 kilómetros. Los análisis de ADN no mienten, quien pide que se <<reescriban>> las versiones sobre el poblamiento de América, incluyendo los actuales datos genómicos.

Ya no es un misterio que muchas culturas de la antigüedad como la china, la egipcia y también los sumerios entre muchas otras tuvieron el desarrollo necesario para poder emprender grandes viajes a través del los océanos en grandes embarcaciones.

domingo, 12 de agosto de 2018

Constructores celestes






Según los antiguos textos, los seres semi-divinos que gobernaron Egipto en tiempos remotos, planificaron la esfinge y otros monumentos con disposiciones estelares muy precisas. Todas sus antiguas listas de reyes afirman que, tras los soberanos divinos que reinaron en una edad de oro, esa tierra fue gobernada por seres semidivinos, conocidos como Shemsu Hor (seguidores de horus). Se relacionan estrechamente con los Shebtiu, los siete sabios que aparecen sobre las paredes del templo de Edfú, a quienes se llama Dioses Constructores y son descritos como fundadores de un Templo mítico. Según el arqueólogo David Rohl, serían civilizadores supervivientes del diluvio y tanto Shebtiu como Shemsu Hor se convirtieron en títulos que mantuvieron sus descendientes. Al comienzo de la era faraónica estos dieron lugar a una élite nobiliaria que rodeaba al faraón (hijo de Horus), los iry-pat, estrechamente ligados a Horus en los Textos de las Pirámides como descendientes de sus compañeros y el más famoso de los cuales fue Imhotep, considerado por los egiptólogos como constructor de la primera pirámide o puerta hacia el cielo.

Investigaciones como las del astrofísico Belmonte han demostrado que todos los templos y monumentos egipcios fueron construidos siguiendo orientaciones astronómicas precisas. Algo que no podemos considerar producto de las observaciones celestes acumuladas durante milenios ya que los templos que hoy contemplamos no son sino la quinta versión de otros levantados en los mismos lugares en tiempos pretéritos siguiendo un <<plan inscrito desde tiempos de los Shemsu Hor>>, como afirma una inscripción en el templo de Dendera. La clave; esta obsesión de observar y orientar astronómicamente los antiguos monumentos, que se repite en todo el planeta, guarda una estrecha relación con las patrias celestes de sus ancestros divinos.

La Iglesia prohibida de Etiopía







Todo mundo sabe donde está y no parece que sea un edificio especialmente vigilado, pero lo cierto es que estamos ante uno de los lugares prohibidos más evocadores del mundo.

La iglesia de Santa María de Sión, en Aksum, Etiopía, es el lugar en el que la tradición cristiana copta del país, y las investigaciones independientes de diversos historiadores y expertos, hace recalar la mítica Arca de la Alianza, uno de los objetos sagrados más poderosos del mundo, construido por Moisés y su gente siguiendo las indicaciones directas de Yahvé. Allí llego, tras diversas vicisitudes, a través de Menelik I, hijo del mítico Salomón y la reina de Saba según un relato que recoge una tradición milenaria. Un guardián ciego, según la creencia como consecuencia del poder del Arca, es el único que tiene contacto con ella.

Esta casta de elegidos, el Patriarca de la Iglesia Ortodoxa y poco más, son los que han visto la codiciada reliquia que en la ficción buscó Indiana Jones y que hace unas décadas anhelaron poseer los nazis. Una réplica es sacada en procesión cada 17 de enero y copias de la misma existen en diferentes iglesias etíopes para distraer a los cazatesoros. Pero la verdadera parece estar prohibida para la inmensa mayoría de los mortales. Aunque el máximo dirigente del culto aseguró años atrás que la mostraría al mundo en un museo, la propuesta no ha cristalizado hasta el momento, y algunos hablan de que esto podría ser una acción de dobles filo y seguridad del Arca de la Alianza.

sábado, 11 de agosto de 2018

El momo y su verdad oculta, leyenda urbana.



Todas las leyendas urbanas ocultan un trasfondo de verdad que habla sobre su origen. Muchos hablan que estas leyendas como la del momo podrían ser manipulaciones de la psique humana para fines oscuros por parte de élites en el poder.

ZATO: Las ciudades secretas de Rusia






Es bastante probable que los Complejos Administrativos Territoriales cerrados de la antigua unión Soviética hayan sido durante medio siglo, los lugares más secretos y prohibidos de nuestro planeta. Bajo este singular apelativo que de condensa en su versión rusa bajo las siglas ZATO se esconden las conocidas como ciudades secretas o ciudades cerradas, espectaculares urbes localizadas en los territorios soviéticos más inhóspitos, remotos, improductivos, o ambientalmente hostiles como Siberia, y en lo posible, inaccesibles por razones geológicas como los montes Urales. También podía erigirse una de estas ciudades en una región donde existía una fuente concreta de recursos naturales, como por ejemplo, un yacimiento mineral. A pesar de que comenzaron a crearse al final de la II Guerra Mundial, especialmente cuando el mundo y el poder se fragmentaron en dos grandes bloques en continua pugna, las ciudades secretas no existían para Occidente, no aparecían en los mapas, por lo tanto nadie podía visitarlas.

En ocasiones, en función de las actividades que se desarrollan tras su vigilado y armado perímetro, se permitía el acceso con escrupulosos permisos a familiares de quienes las habitaban, que en su mayoría era el personal y las familias de quienes allí trabajaban. A finales de los años ochenta y con más transparencia en las década de los noventa del siglo pasado, tras la desestructuración de la URSS, el gobierno ruso comenzó a hablar a regañadientes de las ZATO, reconociendo la existencia de casi un centenar. Es posible que varias docenas más permanezcan siendo secretas y que tardemos mucho en conocer la localización que tuvieron y las funciones para las que fueron creadas; funciones que incluso hoy pueden estar desarrollando. 

En lineas generales una ciudad podía ser secreta por dos motivos muy diferentes: el primero tenía que ver con la vulnerabilidad territorial de la zona, es decir, por una cuestión logística y de seguridad nacional, como sucedía con una frontera. El segundo, el que aquí nos interesa, estaba conectado con las actividades industriales, científicas y militares que llevaban a cabo. El desarrollo de avances científicos en todas áreas imaginables, la investigación nuclear, la tecnología militar y el espacio. Todo ello se gestaba en las ciudades secretas, muchas de ellas provistas de centrales nucleares que las abastecían enérgicamente. Precisamente a mediados de los noventa el riesgo de que se desencadenara otros Chernobyl en estos enclaves en decadencia motivó que se declarará la existencia de muchos de ellos y que se llevaran a cabo proyectos de reconversión industrial encaminados a permitir la entradas de empresas y de otras naciones. Durante décadas entrar en una de estas urbes ubicadas en Rusia, Ucrania o Estonia, que en conjunto llegaron a contar con millones de habitantes que vivían algo mejor que el resto de los soviéticos, en una peligrosa odisea que debía contar con el visto bueno del NKVD, de su heredero el temdo KGB y hoy en día la versión actual del servicio secreto ruso.

Una de las más conocidas es sin duda Zviozdni Gorogok, la ciudad de las estrellas, a 25 km al noreste de Moscú cerca del mítico enclave donde entrenaban los cosmonautas rusos. Los héroes del espacio soviéticos salieron de allí y hoy día trabajan también de forma confidencial aunque en coordinación con EEUU y otras naciones en el entrenamiento de una treintena de astronautas en sus espectaculares instalaciones. Es evidente que no siempre tuvieron ese uso y aún hoy se está por descubrir más secretos relacionados con estos enclaves de la antigua guerra fría.