domingo, 23 de septiembre de 2018

Los ojos que miran al cielo






Éste es uno de los nombres aborígenes de la isla de Pascua. Una alusión a los ojos de coral con los que estaban dotados los moais, esas figuras pétreas que han dado a esta isla una fama universal. Su función era de captar el mana, la energía procedente de ciertas estrellas, que se acumulaba en las plataformas de los moais y otorgaba a los iniciados los màs diversos poderes. Muchos moais miraban originalmente hacia donde sale o se pone el sol en los solsticios o equinoccios, y otros a estrellas como las Pléyades o el cinturón de Orión. Exactamente los mismos puntos hacia los que orientan miles de monumentos megalíticos y otras construcciones  distribuidas por todo el planeta, cuya función sería conectar la energía estelar con la terrestre. Y en todas estas culturas encontramos tradiciones similares, que otorgan importancia excepcional a esto alineamientos cosmo-telúricos y al conocimiento preciso de las rutas estelares, relacionadas con sus míticos ancestros y que debían seguir los iniciado durante su viaje al más allá.

 Así, Katherine Routledge, autora de la primera investigación de las tradiciones pascuenses, descubrió mapas estelares grabados en dos rocas desde las que algunos aborígenes observaban las estrellas. Éstos también la condujeron hacía la cueva donde los antiguos sacerdotes enseñaban a sus aprendices la ubicación de las constelaciones y del camino de las estrellas. Sus hallazgos fueron refrendados por otros pioneros en el estudio de la isla, como Henrry Lavachery, quien sostuvo que en Pascua existió una hermandad de sabios que estudiaban las estrellas y enseñaban a los iniciados los peligros de los astros, desde una cueva secreta. Pero, tras ser derrotados los orejas largas, la sabia élite que levantó los moais, muchos fueron derribados y sus ojos arrancados, para privarles de su poder, y esta hermanda fue sustituida por otra que se hizo con el control del mana. Entonces, una maldición sumió la isla en la decadencia, perdiéndose su ciencia sagrada y reduciéndose brutalmente su población.

Lo peor de todo, fue el olvido de la función que la isla y sus moais habrían cumplido a la que alude la denominación maorí de Pascua. Ombligo del Mundo. El misterioso nombre que reciben Dellos, Cuzco, Jerusalén y otros lugares sagrados, construidos en torno a una piedra caída del cielo. Según investigadores como Tompkins, todos ellos formarían parte de una red energética planetaria, constantemente interconectada, que jugaría un importante papel en el equilibrio cósmico.

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