martes, 1 de septiembre de 2020

LA ISLA VERDE

 




Hace unos 12.000 años, en el Mar del Norte existía una inmensa tierra verde que fue tragada por las aguas del deshielo tras el fin de la última glaciación.


Es la conclusión de dos buceadores que, a finales de enero de 2018, descubrieron sumergido un bosque de dimensiones colosales al Este de Inglaterra. Se sospecha que sus enormes árboles, tapados por capas de arena, quedaron al descubierto tras las feroces tormentas que azotaron los mares ingleses, al igual que ocurrió con otros bosques sumergidos cuyas copas pueden verse hoy frente a las costas de Gales y Cornualles, al sudoeste de esa isla… Lo sincrónicamente fascinante es que esta noticia con otra serie de descubrimientos en otros lugares del mundo. Y la ubicación de estos descubrimientos en el Atlántico norte nos hace pensar en la mítica Hiperbórea. Ese y el de Tule son los nombres que dieron los griegos a una  legendaria y sagrada tierra situada en el extremo norte, fértil, templada y protegida por una muralla de hielo.


Hasta ahora los académicos habían pretendido identificarla con lugares tan distantes como Escandinavia, las islas del Mar del Norte, Islandia, Groenlandia e Irlanda. Lo hicieron ignorando que todas las epopeyas irlandesas afirman que una elevada civilización les llegó de una enorme Isla Verde donde no se ponía el Sol, situada por tanto cerca del Ártico. Sin molestares en pensar que pudo existir realmente un paraíso nórdico como el descrito por esas y otras tradiciones, que luego habría quedado sumergido. Paralizados por la idea de que bastaba ya con la creencia en una inexistente Atlántida como para alimentar la mitomanía colectiva con la de otro paraíso perdido. Dejando tales delirios para científicos locos como los del Tercer Reich que, al romper los moldes de lo admisible y por mucho que hoy nos disguste admitirlo, pusieron las bases de la tecnología nuclear, la carrera espacial y otros saltos tecno-científicos inimaginables… Burlar los límites de lo aceptable, hablando de temas que harían sonreír a la mayoría inmovilista.


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